Las disrupciones en las cadenas de suministro globales continúan sucediéndose en un entorno complejo y volátil.
La combinación de factores geopolíticos, económicos, medioambientales y tecnológicos plantea desafíos significativos para las empresas que dependen de un flujo eficiente y predecible de mercancías.
En este contexto, contar con soluciones de Supply Chain Visibility (SCV), como FIELDEAS Track and Trace, se vuelve clave para garantizar la trazabilidad en tiempo real y una rápida capacidad de reacción.
A continuación, analizamos los principales retos que marcarán la gestión de las cadenas de suministro y cómo la tecnología puede ayudar a superarlos.
Las tensiones comerciales y políticas seguirán impactando la cadena de suministro:
La política proteccionista iniciada por Donald Trump en Estados Unidos impone nuevas barreras al comercio global que afectan de manera directa a Canadá, México, Europa y China.
El más sonado, los aranceles del 25% al aluminio y al acero, a los cuales Europa ha respondido imponiendo nuevos impuestos a productos estadounidenses. A pesar de la firma de la suspensión de las contramedidas a las políticas arancelarias de Trump durante 90 días, Europa seguirá adelante si las negociaciones no avanzan.
Con ello, esta guerra comercial global derivará en cambios en las cadenas de suministro de los productos afectados y requerirá de un reajuste por parte de las empresas y los estados.
Desde febrero de 2022 la invasión de Rusia a Ucrania ha supuesto un gran desajuste de las cadenas de suministro, ya que Ucrania es líder en producción y exportación de productos agrícolas, como los cereales.
A la espera del alto al fuego definitivo, este conflicto todavía es foco de incremento de costes y desvío de rutas. En concreto, esta guerra ha obligado al cierre del espacio aéreo ucraniano y ha limitado las rutas comerciales terrestres en Europa del Este, lo que ha derivado en el incremento de los costes del transporte.
La crisis del Mar Rojo, derivada del conflicto palestino-israelí, sigue amenazando la estabilidad del comercio internacional, ya que los ataques a buques mercantes han provocado que las navieras desvíen sus rutas del Canal de Suez al Cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica).
Este desvío de las rutas comerciales supone un gran impacto sobre las cadenas de suministro globales, ya que el Canal de Suez acogía más del 12% del comercio mundial.
Además, estos desvíos han tenido un impacto directo sobre los fletes marítimos por el incremento de los tiempos de tránsito de las rutas comerciales desde Asia a Europa.
Por otro lado, las cadenas de suministro globales dependen de sistemas digitales para coordinar operaciones, gestionar inventarios y optimizar rutas logísticas.
Sin embargo, esta digitalización las hace vulnerables a ciberataques, los cuales han aumentado en frecuencia e impacto en los últimos años.
Las amenazas cibernéticas pueden paralizar operaciones, generar pérdidas millonarias y comprometer la seguridad de los datos y, por ello, la apuesta por la ciberseguridad debe ser firme en todas las empresas que intervienen en la cadena de suministro.
El comercio global enfrenta un desafío persistente: la saturación de puertos, rutas de transporte y centros logísticos.
A pesar de los avances en digitalización y automatización, los cuellos de botella en los principales corredores comerciales siguen afectando la eficiencia del movimiento de mercancías. Esta situación genera retrasos, incrementa los costes operativos y reduce la competitividad de las empresas.
Los puertos más importantes del mundo, como los de Rotterdam, Hamburgo, Los Ángeles, Shanghái o Singapur, han experimentado congestión recurrente debido a varios factores:
Este panorama provoca que los buques pasen días o incluso semanas en fila para descargar, afectando la planificación logística y aumentando los tiempos de tránsito.
Las regulaciones ambientales están transformando las cadenas de suministro globales. En la Unión Europea, el Mecanismo de Ajuste Fronterizo del Carbono (CBAM) entrará en vigor en 2026, afectando a empresas de sectores como cemento, hierro y acero, aluminio, fertilizantes, hidrógeno y la electricidad que no alineen sus operaciones con criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza).
Asimismo, en 2027 entrará en vigor el comercio de derechos de emisión (ETS) para la carretera, lo que obliga a las empresas a renovar sus flotas.
Además, el impacto del cambio climático en la logística es cada vez más evidente. Eventos extremos como huracanes, tifones y danas seguirán afectando infraestructuras críticas. Ejemplo de ello fue la dana de Valencia, que generó retrasos significativos en el puerto y el transporte terrestre, lo que obligó a reajustar los flujos de transporte de una forma ágil y eficiente.
Una de las principales problemáticas a las que se enfrenta la cadena de suministro es la falta de mano de obra cualificada en todos los ámbitos de actividad.
Si bien la escasez de conductores es la mayor preocupación, ya que se necesitan 3,6 millones en todo el mundo, 235.000 en Europa y 30.000 en España según estimaciones de la Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU), también se requieren maquinistas para el ferrocarril, operarios de almacén, jefes de almacén, expertos en automatización o planificadores de demanda, entre otros.
Aunque en Europa el ferrocarril tiene un peso aceptable en el transporte de mercancías, en España el panorama es muy diferente, ya que la cuota de mercado apenas alcanza el 4%.
Los avances en las obras de los corredores Mediterráneo y Atlántico, aunque supondrán un importante avance para el transporte de mercancías por tren, están limitando la capacidad de las líneas, provocando algunas restricciones operativas.
Por tanto, en España el transporte terrestre seguirá liderado por la carretera con un alto margen, situación que empieza a ser una problemática por la escasez de conductores.
Otras cuestiones como la adopción de las 44 toneladas de masa máxima autorizada y las ayudas para renovar flotas serán elementos clave en el transporte de mercancías en España.
La normalidad de las cadenas de suministro desde la pandemia por la COVID-19 es vivir en constante disrupción. Este escenario obliga a todas las empresas a reajustar sus procesos y apostar por herramientas tecnológicas que les permitan obtener visibilidad completa de toda la cadena, todo ello dentro de un ecosistema colaborativo.
En este contexto, la obtención del dato en tiempo real es el activo más preciado en todos los eslabones de las cadenas de suministro, locales y globales.
La única forma de garantizar la resiliencia y minimizar el impacto de las disrupciones es mediante una red colaborativa y digitalizada, donde todas las partes involucradas puedan compartir información en tiempo real.
Por ello, la apuesta por la digitalización de la cadena de suministro mediante plataformas Supply Chain Visibility (SCV) es la clave para reducir tiempos de inactividad y costes logísticos, ya que se da prioridad a la predicción frente a la reacción.
La plataforma Supply Chain Visibility de FIELDEAS Track and Trace es una gran ventaja competitiva para la cadena de suministro, ya que permite:
En síntesis, aunque se sucedan diferentes eventos geopolíticos, comerciales o medioambientales, las cadenas de suministro han demostrado tener capacidad de reacción y de adaptación.
Este es gracias a la transformación digital y a plataformas de visibilidad y colaboración como la de FIELDEAS Track and Trace.
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